El cambio es pasar de un estado a otro, implica transformación, ruptura, alteración, etc. Este, en cualquier ámbito que se presente, por lo regular genera cierta frustración en las personas, esto por el hecho de que se está rompiendo con un hábito, con una costumbre y es ahí donde aparecen incertidumbres.
Las organizaciones se enfrentan con el cambio muy a menudo, tanto en el entorno externo como en el interno, clientes con nuevas exigencias, nuevas regulaciones por parte del gobierno, proveedores con nuevas reglas, las tecnologías se transforman, y hasta la misma empresa hace cambios en el ámbito de cultura y diseño organizacional para poder adaptarse al entorno fluctuante.
Existe un gran peligro cuando las empresas deciden por no cambiar a pesar de que el entorno este siempre en movimiento, pero, esto no significa que deben hacerlo con mucha regularidad, esto también implicaría en una pérdida de identidad. Se debe tener cuidado también con los cambios disfuncionales, estos que no generan ninguna consecuencia positiva para la empresa.
De nada le vale a las empresas hacer cambios sin antes preparar a las personas psicológicamente para la aceptación del mismo, la resistencia al cambio es una de las limitantes que se puede presentar al momento de querer hacer algún tipo de modificaciones, las personas deben involucrarse para que el cambio pueda tener éxito.
Época de la discontinuidad, importancia de flexibilidad y agilidad
En tiempos atrás era fácil predecir el futuro, esto se hacía mirando el historial y fácilmente se podía eliminar o reducir las incertidumbres acerca de lo que podría pasar en un tiempo determinado del futuro. Los datos históricos siempre fueron de mucha ayuda, donde ofrecían luz sobre el mañana, había una continuidad, el entorno era más estable.
En la actualidad ya es diferente, no basta en datos históricos, los cambios del entorno son más frecuentes, no existe una estabilidad, por tal razón se hace más difícil poder adaptarse con simplemente mirar el ayer. Las empresas deben estar preparadas para enfrentar estas turbulencias del entorno, por eso, la flexibilidad y agilidad hacen de una organización más competitiva.
No basta con ser una empresa grande, a veces las más pequeñas generan un alto nivel de competitividad, esto por la capacidad que tienen de adaptarse al entorno. Cuando hablamos de entorno nos referimos a los clientes, las tecnologías, normas y reglas gubernamentales, proveedores, colaboradores, la economía, etc.
Como ya sabemos, el entorno ejerce una fuerza directa sobre el desarrollo de una organización, lo que esto nos indica que los administradores deben estar pendiente a estos factores y crear una cultura y diseño organizacional flexible y ágil.
Dicho esto, es importante destacar que los factores de éxito de la actualidad de una organización no son iguales que los que existieron en el siglo XX, podemos mencionar cuatro factores, que hoy en día son de vital importancia para las organizaciones.
- Velocidad
- Flexibilidad
- Integración
- Innovación
El proceso de cambio
Kurt Lewin nos indica que el cambio pasa por tres etapas, estas son las siguientes:
Descongelamiento: en esta etapa la idea es inducir a las personas a aceptar el cambio y hacerles entender que es necesario. El punto es sacar las ideas y prácticas que hasta el momento se han acostumbrado, son las llamadas vacas sagradas, y preparar el terreno para la introducción de cosas nuevas.
Cambio: es aquí donde ya las nuevas ideas y prácticas se han introducido y las personas empiezan a aceptarlas. El comportamiento en esta etapa ya ha sido transformado, es decir, las personas de la organización se comportan de forma diferente.
Recongelación: es la integración de manera definitiva de las nuevas ideas y prácticas que se han introducido en la etapa del cambio, las personas adoptaran lo nuevo aprendido como su nueva forma de trabajo.
Fuente de apoyo: Comportamiento organizacional de Idalberto Chiavenato